(la imagen tiene marcas de agua porque es de un sitio de stock de fotos)
El me llegó a conocer , tengo una foto donde estoy en sus brazos con 2 años de edad.
Falleció poco después.
Era como el hornero.
Esas manos construyeron sin otras manos que las acompañen cuatro casas.
Primero una de chapa en el terreno que habían comprado con mi abuela.
Luego una casa de hormigón para vivir mejor,
Otra , siempre en el mismo terreno, para mi Tía y su esposo, otra más al frente para alquilar.
Y cerca de la edad de jubilarse construyó otra en Salinas para pasar los veranos, la cual disfrutaron mis abuelos, sus hijos y sus nietos.
El trabajaba en la construcción todo el día y luego del trabajo pago, se ponía a construir para la familia.
Sí recibió como ayuda, camiones de escombro que sus patrones no necesitaban, era muy querido en su trabajo.
También estuvo en la construcción del Sanatorio 1 del CASMU.
Gracias a sus manos no le faltó techo a su matrimonio, sus 2 hijas Sonia, Lelie y su hijo Eduardo, (mi padre) , su suegra, sus nietos desde pequeños.
Hoy mi padre vive allí, en una de las casas. Mi primo en otra y la tercera se vendió.
Esas manos que tanto trabajaron hasta los 55 años no lograron descanzar, falleció poco después de jubilarse.
Y las consecuencias de su trabajo llegaron a darle techo a mis hijos en forma indirecta, cuando se vendió la casa de Salinas, una vez que mis abuelos no estaban más, parte de ese dinero está en los ladrillos de un apartamento que mis padres consiguieron por el BHU.
Hoy viven mis hijos allí, es decir que tienen ese techo gracias a las manos de mi abuelo y las de mi padre que puso el resto del dinero que tanto esfuerzo le costó.
No recuerdo tu presencia concientemente, porque estuviste en esa etapa que los niños olvidan de mi infancia, pero de alguna forma por los cuentos de mi padre te conozco.
Así que voy a propagar su historia a mis hijos, porque se lo merece, algo saben pero creo que al igual que yo, no se habían puesto a pensar en ese esfuerzo diario durante toda su vida cuando me lo contaron, porque era muy joven , ni en el largo plazo de sus consecuencias ni de que llegó a estar ayudando a sus bisnietos.
Hoy quiero homenajearlo, y homenagear a sus manos, por todo el amor que fueron entregado tardecita tras tardecita luego de la jornada laboral.
Era como el hornero, siempre construyendo techo para los suyos. No era de hablar mucho, ni de decir te quiero con palabras, pero lo decía con sus manos y su espalda, y sus brazos haciendo casas.