jueves, 8 de mayo de 2014

Graffitis y Ventanas Rotas

En estos últimos meses he comprobado y también escuchado cómo se están llenando paredes públicas y privadas, muros, etc al principio de grafitis vistosos, coloridos y de alta calidad.

El grafiti en la cultura del hip-hop se utilizaba a modo de protesta o como símbolo de rebeldía, pero en éstos he notado que lo único que está escrito en ellos es el 'nombre artìstico' del autor, no hay mensaje.


Muchos jovenes, ninis con plata para comprar aerosoles, pero in ideas para compartir aprovechando la ocación ,lo reivindican aludiendo a su qualidad de ser arte.


Si, para mi también es arte, pero ello no valida el abuso de la propiedad pública y privada.

Pasando el tiempo, comencé a ver no solo grafitis coloridos y demandantes de gan dedicación sino tristes garabatos.

Comenzaron a llenarse las calles de garabatos indescifrables sobre todo en color negro afeando todo lo que uno mira que no sea un arbol o un comercio abierto.

Ta, muchos dirán bueno, si no te gusta no mires.

No, no es disgusto lo que me causa, es preocupación (¿qué, te preocupa eso en lugar de la inseguridad?), no, lo primero me preocupa porque aumenta lo segundo.

Si uno entra a un recinto donde está todo de punta en blanco, todo ordenado y ningún papel tirado, ningún vaso usado, salta a la vista lo primero que quede fuera de lugar, entonces uno se tiene algo para tirar y automáticamente busca una papelera o guarda el papelito en un bolsillo.

En cambio si uno entra en un lugar donde parece que hubiera venido la mafia buscando un pendrive, tira el papel en medio del caos ya preexistente.

Ahì viene lo de los garabatos. Una ciudad cubierta de garabatos da la misma sensación que una casa descuidada. Da la sensación de que a nadie le importa nada e influye en que justamente  nadie se sienta cohibido de hacer cosas en contra de los acuerdos tácitos o legales de la sociedad.

Aumenta la delincuencia, aumenta la suciedad, aumentan los peatones que cruzan las calles de cualquier manera y los conductores que conducen como si no existieran las reglas de tránsito.

Busquen por ahí, la teoría de las ventanas rotas, y sabrán que tengo razón.

Gracias por llegar hasta aquí.



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