viernes, 23 de noviembre de 2012

La más dura

Esa ilusión que nos envuelve y nos hace creer que que nuestros sentidos no mienten.

Ese escenario que nos brinda un libreto y un montaje sobre el cual movernos.

Esos malabares que practican las neuronas con lo que le llega desde el exterior y desde el interior de nuestro cuerpo para mantenernos viviendo, existiendo como entidad.

Ese espacio multidimensional, esas luces, esos sonidos, esos olores, esas texturas, esas formas y esos bordes , ese calor , ese frío que nos llegan desde afuera

Ese mundo con imágenes que solo son imágenes y con imágenes que representan entidades existentes, tan existentes como nosotros mismos.

Esas cosas que existen solo en nuestras cabezas , en las cabezas de los humanos, como el dinero, los valores morales, la vida espiritual, que a través del verbo se transforman en entidades físicas, hechas de átomos , de moléculas y de tiempo.

Esas sutiles entidades que tienen su soporte físico en la danza de iones y electrones dentro de nuestra mente, pero que son reales, tan reales como las melodías escritas en pentagramas.

Esas cosas que existen en verdad más allá de lo que podemos percibir.

Todo eso que nosotros llamamos realidad, es también una droga.




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