miércoles, 7 de noviembre de 2012

Volviendo a las raíces

Imaginemos que somos un grupo de homínidos del paleolítico, que sólo cuentan con una zona habitable conocida, donde tenemos todo lo que necesitamos y cada uno hace lo que tiene que hacer por beneficio del grupo, por integración al grupo , por solidaridad y compasión, cada uno tomando sólo lo que necesita. Es lo que pasaba en aquel entonces.

Abramos los ojos y démonos cuenta de volvemos a estar en un ambiente similar en cuanto a recursos, salvo que el grupo que hay que cuidar es la especie entera, y ese valle que nos da refugio y alimento es nuestro ya pequeño planeta azul.
Es el único lugar en millones de kilómetros donde podemos sobrevivir, a la distancia perfecta del sol, con una luna que estabiliza su rotación y haciendo ésto que se distribuya el calor del sol, y protegida por un campo magnético toroidal y por el viento solar de las radiaciones cósmicas , y por los grandes planetas exteriores que absorben la mayoría de los proyectiles que podrían golpearnos.

Es nuestro oasis en medio de un frío y hostil  desierto. Es hora de volver a la actitud que nos caracterizó por la mayor parte de nuestra existencia como especie.

Y como referencia de dónde averigué que fuimos así, les invito a leer el fragmento que tiene wikipedia en el siguiente enlace:
Grupos humanos en el paleolítico

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