miércoles, 27 de febrero de 2013

Efectivamente, se puede

La política es un bicho difícil, cada vez que tres o cuatro personas forman parte de una organización con ciertos objetivos, entran a jugar en la cancha los intereses individuales y las razones por las cuales esas personas están allí.Hablo de política en la forma más genéricamente posible, no me refiero en forma específica a la política pública.

Por eso siempre le rehuí, siempre la esquivé y siempre la critiqué.

Pero ya habiendo recorrido aproximadamente la mitad de mi camino hoy me veo envuelto en algo de eso.

Se establecen protocolos, mecanismos , burocracias para hacer que las decisiones se tomen respetando los escalafones y poniendo por encima de lo individual lo organizacional.

Entonces se arman comisiones, directorios , subcomisiones, funciones dentro de cada uno de esos grupos.

Pero siempre, siempre la creatividad, la maña y los intereses individuales, sumados al conocimiento de los hábitos de los demás integrantes hacen que se armen bandos o comanditas que evaden la formalidad.

Si eres parte de algo de esto, ojo cuando te enteras de una reunión a último momento. Puede ser si, que el convocante haya propuesto la reunión en forma inesperada e intempestiva, pero también cabe la posibilidad de que hayan preacuerdos y que se pretenda por parte de algún o algunos integrantes que no tengas tiempo de aprontar tu mente para la reunión.

Esa es unta técnica que también se aplica cuando algún miembro del organismo que toma las decisiones, tenga la boca demasiado floja y no sea capaz de cerrarla en el tiempo entre que se decide una reunión cuya temática se conoce de antemano y el tiempo en que se realiza la misma, lo que por lo general disminuye la efectividad o la utilidad de la reunión.

A veces la organización tiene algunos objetivos o necesidades que no pueden ser satisfechas o cubiertas aplicando los mecanismos acordados y entonces llega el momento en que hay que tomar decisiones, por ejemplo entre actuar saltándose la norma o dejar que  todo se venga abajo por su propio peso.

Aquello de que el fin justifica los medios es una postura cínica, una postura cómoda que resulta de apagar la consciencia y dejar de considerar al otro para actuar con mayor grado de libertad. Pero apegarse estrictamente a la norma de la organización puede resultar en una organización demasiado rígida para la velocidad de lo único permanente:el cambio.

Allí es donde viene lo difícil, el hallar ese punto medio ese gris que nunca resulta totalmente satisfactorio y que consiste en tomar las decisiones que logren la solución del problema pero haciendo el menor daño posible a los intereses o a las autoestimas individuales y a los acuerdos que forman parte de la estructura que constituye la organización.

Pero ¿saben qué? creo que me he pasado mucho tiempo analizando el mundo y su funcionamiento y ya va siendo hora de hacer algo para cambiarlo. Lamentablemente, todo proceso realizado por personas para cambiar algo de la realidad termina siendo un fenómeno político.

Así que me estoy dando cuenta de que si quiero cambiar algo voy a tener que lidiar con ese bicho difícil y del cual no se puede zafar. Pero al menos tengo la convicción de que efectivamente se puede.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradezco tu comentario, lo leeré antes de publicarlo.